Cada cuatro años nos invade la euforia de ver a todos
los atletas, que en sus disciplinas son los mejores de cada
país que representan.
Impresiona el esfuerzo, disciplina, entrega,
determinación y anhelo; pues todos están buscando alcanzar la
presea dorada, que el día final de la contienda podrán lucir
colgada de sus cuellos, y su nombre escrito en el libro de los
medallistas que en cada olimpiada han surgido.
Esto debe de ser gratificante, tener en las manos el
premio que durante todos los años de entrenamientos y
competencias, con obediencia y honestidad se alcanzó, y subir al
podio de los triunfadores.
Hay un premio que sin ser competidores podemos
alcanzar, si determinamos obedecer con honestidad la verdad que la
Biblia contiene.
Lea con atención:
“Para que todo aquel que en Él- JESUCRISTO- cree, no se pierda,
mas tenga vida eterna” Juan 3:15
Ganar una medalla de oro, plata o cobre es honroso,
pero obtener la Vida Eterna, es lo máximo que el ser humano puede
alcanzar, y solo con reconocer en
JESUCRISTO a su Salvador y Señor.
JESUCRISTO es el único que puede
Salvarle Eternamente y escribir su nombre en el Libro de la
Vida. Acéptelo en su corazón con sinceridad, y obtenga éste
galardón.
DIOS
le bendiga,
Rev.
Joel Velásquez Peralta
Pastor: Iglesia Bautista
de Roosevelt |