Se le conoce hoy con el nombre de virus de
influenza, el responsable de la epidemia que mató en 1918 a más de
20 millones de personas en el mundo, provocando dolor, impotencia
y terror.
Sorpresivamente vuelve a reaparecer en 1957 y 1968,
y hoy sabemos que este mortal virus sigue latente y no ha dejado
de hacer su efecto destructor en el mundo a pesar de todos los
esfuerzos.
Amigo lector; entre nosotros existe otro “virus”
mucho más peligroso, dañino y destructor, que con su silenciosa
contaminación, es capaz de provocar el aniquilamiento, no solo del
cuerpo, sino de la mente y el alma: se llama PECADO.
Para librarse de ese “virus” solo existe
una forma: JESUCRISTO. Es JESUCRISTO quien
únicamente tiene el antídoto para ser librado, salvado y
restaurado. Lea con atención la receta:
“… la sangre de JESUCRISTO su HIJO, nos limpia de
todo pecado” Juan 1:7 b
Esta es su oportunidad, no permita que el “virus”
del pecado termine con su vida. Acuda a JESUCRISTO hoy
mismo y sea limpio y salvo. Acéptelo como su personal salvador.
JESUCRISTO puede y quiere hacerlo, no tarde.
DIOS le bendiga,
Rev. Joel Velásquez Peralta
Pastor, Iglesia Bautista de Roosevelt
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