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Sí, un millón. Es un número “encantador” siempre y
cuando se refiera a algo que desearíamos tener. Pero este millón
es nada menos que un aprobado y muy especializado grupo de
obreros, que conocen su trabajo y lo hacen con eficiencia y
economía. Vinieron a la ciudad de Colonia, todos de la República
Federal Alemana; para limpiarla y transformar la basura en abono.
Estos obreros no son comunistas ni democráticos. Son lombrices.
Ellas saben hacer muy bien este trabajo.
Pregunto: ¿A quién le gustan las lombrices? Puede
ser que a los pescadores, como carnada. Pero ellas son una
bendición para los jardines y praderas. A pesar de no tener
patas, manos, ojos ni cerebro, siguen siendo despreciadas.
A nuestro alrededor hay seres humanos tal vez mucho
más despreciados por ser pobres, iletrados, carentes de modales y
cultura. Sin embargo, ese ser humano tan humilde y marginado,
tiene el valor que DIOS le da a cada una de sus criaturas.
Por ellos y por usted DIOS envió a su Hijo
unigénito. Así lo expresa JESUCRISTO mismo:
“Porque de tal manera amó DIOS al mundo, que ha
dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en EL cree, no
se pierda, más tenga vida eterna”
Juan 3:16
Crea en JESUCRISTO, sea salvo y permita que
EL sea su salvador y el Señor de su vida.
DIOS le bendiga,
Rev. Joel Velásquez Peralta
Pastor de la Iglesia Bautista de Roosevelt
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