Solo el título quita el deseo de leer, pero le invito a leerlo.  Es posible que al final encuentre la solución para acallar la tormenta de su corazón, que silenciosamente corroe cada día la esencia maravillosa de la vida.

     Con apenas, si, apenas 39 años, una mujer que aparentaba ser una triunfadora, decidió marcar el final de su vida, lanzándose de uno de los muchos puentes que tienen las ya congestionadas arterias de San Juan, Puerto Rico, dejando como testigo mudo su automóvil último modelo, en la marginal del puente, y sin que nadie se percatara realizó lo que jamás debió hacer.

     En la tormenta de nuestra vida hay solución: ¡J E S U C R I S T O