Reflexiones Anteriores

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Había una vez, dos prominentes abogados, que también eran grandes amigos.  Un día, Tom dijo:  Desde hace tiempo he temido preguntarte algo.

 

Cyrus:  ¡Hm  Nunca me pareciste “cobarde”… Qué quieres saber?

 

Tom:  ¿Por qué tú no eres salvo?

 

Sorprendido, Cyrus titubeó y luego contestó:  “?No dice la Biblia que los borrachos no entran al cielo?  ¡Yo soy prácticamente un borracho, Tom” .

 

Tom: No contestaste mi pregunta, Cyrus: ¿Por qué tú no eres salvo?

 

Cyrus:  Siempre he sido “cristiano”  de nombre … pero – No recuerdo que me hayan mostrado cómo ser salvo.

 

Buscando enseguida un Nuevo Testamento en su bolsillo, Tom leyó a Cyrus pasaje tras pasaje, donde llanamente le decía cómo ser salvo.

 

Tom: Cyrus ¿Aceptas al Señor JESUCRISTO como tu Salvador personal?

 

Cyrus:  Voy a pensarlo ….

 

Tom:  ¡No, no lo harás  Lo has estado pensando toda tu vida.  ¿Por qué no te decides ahora?  ¿Aceptas a JESUCRISTO como tu Salvador?

 

El razonamiento lógico, y claro del abogado fue confrontado por los argumentos contundentes, la necesidad de su alma, y la inequívoca contestación.  Al cabo de una breve meditación profunda, dijo:  “Creo.  Señor JESUCRISTO, creo en ti y te acepto como mi Salvador personal” .

Cyrus I. Scofield es hoy mejor recordado, no como abogado, sino por las referencias a la Biblia que editó para el estudio de las verdades eternas en la Palabra de DIOS.

 

¿Y tú?  ¿Eres salvo?  JESUS mismo dijo:

“Yo soy la Puerta; el que por mí entrare, será salvo…”

Juan 10:9ª

 

NADA justifica tu rechazo, porque en verdad:

no hay nada que pensar…

 

Dile hoy:

“Sí, Señor JESUCRISTO.  Ven a mi corazón y sálvame” .

 

 

 

Hna. Nivea Santiago