En una época tan hermosa como la Navidad, las casas se llenan de
todo tipo de decoración, pero principalmente de luces de todos los
tamaños y colores. Pero, hubo una hermosa luz que hace miles de
años sirvió de guía a unos magos. La palabra de Dios en el
evangelio de Mateo dice que la estrella predecía a los magos hasta
que se detuvo sobre el lugar donde estaba el niño Jesús. Ya en la
antigüedad se defendía a la estrella como verdadera.
Hoy día, el mundo está lleno de hipótesis de ese maravilloso
evento. Unos apuntan que era el brillante planeta Venus; otros
que fue el paso de un cometa a través de nuestro sistema solar.
Otra teoría los lleva a explicar que fue una explosión del Sol,
cuya brillante luz puede verse durante meses.
Sin embargo, lo más importante en nuestro tiempo no es demostrar
si la estrella fue verdadera o no. Los que creemos en un DIOS de
poder, sabemos que creó una estrella que guiase a los magos de
oriente y una vez cumplida su misión, desaparecería tan
misteriosamente como había sido creada. Fue un verdadero milagro.
“Cuando Jesús nació en Belén de Judea en días del rey Herodes,
vinieron del oriente a Jerusalén unos magos, diciendo: ¿Dónde está
el rey de los judíos que ha nacido? Porque una estrella hemos
visto en el oriente y venimos a adorarle”
Mateo 2: 1-2
Tanto ellos como nosotros, sabemos que hubo una verdadera estrella
que los guió para ser parte del evento más maravilloso que haya
ocurrido en nuestro mundo: el Nacimiento de Nuestro Salvador.
Celebremos en esta Navidad con gozo que Jesús vino a la Tierra
para dar su vida por ti y por mí.
Dios los Bendiga,
Su hermano en Cristo,
Luis Forteza Colón |