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Reflexiones Anteriores |
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“Pacientemente esperé a Jehová, Y se inclinó a mi, y oyo mi
clamor”. Salmos
40:1 |
El tiempo de Dios no es necesariamente nuestro
tiempo. Afirmamos esta verdad a cada momento. Afirmamos también
que el tiempo de Dios es perfecto.
Con frecuencia olvidamos las veces que Dios ha
intervenido con nuestras vidas respondiendo a peticiones que en
algún momento hemos traído a su presencia. La inmediatez, la
prisa, el deseo de resolver pronto nos ofuzca, nos causa ansiedad
y nos priva de aquilatar en nuestras vidas la intervención
divina. Se frustra así una de las dimensiones de la experiencia
cristiana; disfrutar la bendición de ver peticiones contestadas.
Pacientemente espere a Jehová,
dice el Salmista. La paciencia por lo tanto, es esencial en la
vida cristiana. La capacidad para esperar sin desmayar es la
prueba que robustece nuestra fe y nos hace más que vencedores. El
Señor oirá nuestro clamor y se inclinara a nosotros en su tiempo.
Mi invitación a ti hermano que lees estas líneas,
es a esperar a Jehová con paciencia en estos tiempos de adversidad
y prueba, confiando en que EL responderá en su tiempo que es
perfecto.
Tu hermano en Cristo,
Neftalí Rivera Nieves
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