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Vivió todos sus días en su país natal, Suecia;
y murió a los 85 años de edad. Era Holger Nisson, a quien sus
padres le inculcaron virtudes tales como la gratitud, el
respeto, la cortesía, honor, generosidad e integridad. Se
esmeró en el estudio y el trabajo. Su primer trabajo fue en
una cervecería.
Con el paso de los años llegó a ser dueño
absoluto. Al morir dejó una fortuna de $3,000,000 de dólares. ¿A
quién se los dejó? A cada habitante de su pequeña aldea
Kracklinge que estuviera entre los 18 y 65 años de edad.
Nisson expresó en su testamento: “Dios dejó
una herencia para todo el mundo”; yo, para mi aldea.
La persona que sabe agradecer, es también
persona que sabe dar. DIOS es quien le enseñó al hombre
esta virtud. Lea atentamente:
“Porque de
tal manera amó DIOS al mundo, que ha dado a su Hijo Unigénito,
para que todo aquel que en ÉL cree, no se pierda, más tenga vida
eterna”.
Juan 3:16
DIOS entregó a JESUCRISTO en
sacrificio vivo para salvarnos, perdonarnos y darnos vida eterna.
Correspóndale, entréguele hoy su vida a JESUCRISTO.
Acéptelo como su salvador y sea feliz.
DIOS le bendiga,
Rev. Joel Velásquez Peralta
Pastor de la Iglesia Bautista de Roosevelt
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